El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abucheado en el Día Nacional de España

Sánchez volvió a desconcertar a España y prometió “un nuevo párrafo”. la trama

Ánchez, de 52 años, presidente del Gobierno desde 2018 y también líder del Partido Socialista de España (PSOE), ha salido desconcertado del país en dos ocasiones en los últimos cinco días.

Primero, con la advertencia de que se planteaba dimitir y que reflexionaría cinco días. Luego, con un comunicado hoy en el que, cuando todo hacía indicar que se iba a ir, acabó diciendo que al fin y al cabo se quedaría.

«Esta decisión no es un punto final. Es un punto y un párrafo, lo garantizo. Por eso me comprometo a trabajar incansablemente, con firmeza y serenidad, por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y consolidación de derechos y libertades”, afirmó, sin dar más detalles.

El pasado miércoles, Sánchez explicó que se planteaba dimitir porque él y su familia habían sido víctimas de ataques personales, campañas de desinformación y mentiras de sectores radicales, alimentados y aprovechados por los partidos de derecha y de extrema derecha (Popular). Partido y Vox).

Hoy ha llamado a la reflexión colectiva sobre la «degradación de la vida pública» en España y a la movilización social «por la dignidad», contra «las políticas de la vergüenza», las «prácticas tóxicas» y «el lodo» que «coloniza» impunemente la política. .

Sánchez suma así un episodio más a una carrera política marcada por lo que los españoles llaman «golpes de efecto» o «cambios de guión», decisiones desconcertantes, inéditas e inesperadas con las que sorprende a opositores y partidarios y con las que ha conseguido llamar a la movilización de las tropas y reposicionamiento del debate político e incluso de las encuestas a su favor.

Hoy ha asegurado que no hubo «ningún cálculo político» en los anuncios de los últimos días, pero críticos y opositores desconfían, ante el desenlace aparentemente vacío de la tensión y el 'suspenso' en el que se mantiene a España desde el miércoles.

Así lo expresaron los partidos independentistas en Cataluña que hicieron viable el último gobierno, el pasado noviembre, y que hoy lo acusaron de realizar una maniobra política en plena campaña para las elecciones autonómicas del 12 de mayo.

Sánchez utilizó «de forma partidista» la «solidaridad ante los ataques de la extrema derecha» que varios partidos expresaron hacia él, afirmó el líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y recandidato a la presidencia del Gobierno regional Pere Aragonès.

ERC fue uno de los partidos que se solidarizó con Sánchez y aseguró que votaría a favor de una moción de confianza si el presidente del Gobierno avanzaba con esta iniciativa. Esto ocurre en plena campaña electoral en la que los socialistas son el mayor competidor.

Pero hoy Sánchez no siguió adelante con su dimisión ni con la moción de confianza e hizo lo que nadie esperaba: un simple anuncio de que había decidido quedarse donde está.

«Estoy perplejo», confesó el politólogo Pablo Simón, en la televisión La Sexta, nada más Sánchez terminar de hablar.

«Básicamente dijo que estuvo cinco días meditando una decisión personal, en un proceso de reflexión que podría haber realizado sin someter al país a la tensión institucional que ha vivido en los últimos cinco días», agregó Pablo Simón, quien dijo que esperaba, al menos, el anuncio de una moción de censura y admitió que el Primer Ministro podría haber perjudicado su credibilidad hoy.

Críticos y analistas recuerdan que Sánchez tituló su autobiografía «Manual de Resistencia» y es un hombre con, al menos, fama e imagen de despiadado y calculador.

Por ello, subrayan «el punto y el párrafo» del discurso de hoy y consideran que hay que esperar a ver qué viene después.

Para la politóloga Cristina Monge, que intervino en varios medios de comunicación durante la mañana, aún falta conocer el «plan de regeneración de la democracia» al que se refirió Sánchez para «dar sentido» y «entender bien» lo ocurrido en España en los últimos cinco días.

El currículum político de Sánchez es, hasta el día de hoy, el de un superviviente, a menudo contra todas las expectativas.

Nacido en Madrid, es doctor en Economía y realizó sus estudios superiores en la capital española y Bruselas. Fue profesor universitario y asesor del Parlamento Europeo y formó parte de la oficina del alto representante de Naciones Unidas en Bosnia durante la guerra de Kosovo.

Es miembro del PSOE desde 1993 y llegó a diputado por primera vez en 2009, tras haber sido concejal en Madrid.

Se convirtió en líder del PSOE en 2014 y perdió dos elecciones, con los peores resultados que tuvo el partido en la historia de la democracia española establecida en 1978.

El partido lo expulsó de su liderazgo en 2016 y fue considerado políticamente muerto, pero regresó al cargo en mayo de 2017, compitiendo contra el aparato y los barones del PSOE.

En junio de 2018 se convirtió en primer ministro sin acudir a elecciones al aprobar la primera moción de censura de la historia de España.

Ganó dos elecciones en 2019 y acabó liderando el primer gobierno de coalición de la democracia española, con la plataforma de extrema izquierda Unidas Podemos.

El ejecutivo fue posible gracias a los partidos independentistas catalán y vasco, lo que le valió repetidas y duras acusaciones de negociar y hacer tratos con «enemigos de España» sólo para mantenerse en el poder.

Llegó a las elecciones del año pasado agotado por estas críticas y con cinco años de gobierno que coincidieron con la pandemia de la covid-19 y la guerra en Ucrania. No ganó las elecciones legislativas, pero volvió a ganar el Gobierno con el apoyo de un grupo de ocho partidos de izquierda y derecha, independentistas y nacionalistas.

El precio del último Gobierno incluía una amnistía para los separatistas catalanes que siempre había rechazado. La factura parece a punto de llegar, salvo para los opositores: las encuestas dan la victoria a los socialistas en Cataluña el 12 de mayo y la posibilidad de volver a gobernar la región después de 14 años consecutivos de independencia y ejecutivos nacionalistas.

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