La amnistía para los separatistas catalanes alborota las calles de Madrid

La amnistía para los separatistas catalanes alborota las calles de Madrid

Cientos de banderas rojas y amarillas. La mayoría estampados con el escudo constitucional, algunos acompañados de un Sagrado Corazón, otros recortados a la altura del escudo nacional, en señal de desafío a la Constitución, uno o dos enmascarados por un toro negro, sólo uno, el que hemos visto, luciendo el águila de San Juan vigente bajo el franquismo. Y las banderas, menos numerosas, de la Cruz de Borgoña, roja sobre fondo blanco, emblema en su época del imperio español, recuperada por el movimiento carlista en el siglo XIX, luego durante la Guerra Española que lideró Franco.

Este jueves ha sido la decimocuarta noche de protesta “en Ferraz”, como dicen los manifestantes. Más concretamente, en el cruce de esta calle con la calle Marqués de Urquijo, lugar más cercano al número 70 de la calle Ferraz al que es posible acceder. Porque la sede histórica del Partido Socialista (PSOE) está protegida por los furgones de la Policía Nacional y las barreras que han colocado. A pesar de los manifestantes, que parecen sorprendidos al ver que la policía no está a su lado, de cara a ellos, y les reprochan con consignas. Varios miles de personas, 4.000 según el recuento provisional de la prefectura, vinieron a expresar, una vez más, la ira y la indignación suscitadas por la amnistía de los separatistas catalanes responsables del referéndum ilegal de 2017… y la toma de posesión de Pedro Sánchez en un nuevo mandato. La confianza en el líder socialista se votó este jueves al mediodía, gracias, precisamente, al apoyo de los separatistas a cambio del blanqueo de 300 de sus compañeros.

“Este pacto es una humillación”

No, la amnistía es una cosa entre otras.corrige Paco, de unos sesenta años, cruzando la calle Marqués de Urquijo blandiendo una Cruz de Borgoña. El verdadero problema es que ellos (la izquierda aliada de los separatistas, según tenemos entendido) destruir el Estado de derecho y la separación de poderes. Es un verdadero golpe de Estado, llevado a cabo desde dentro.» El primer argumento lo asume casi palabra por palabra el presidente del Partido Popular (PP, derecha), Alberto Núñez Feijoo, líder de la oposición, que quiere alertar a la Unión Europea de los ataques a la democracia que acusa al Gobierno. . El segundo pertenece al campo léxico de Vox (extrema derecha), que también llama dictador a Pedro Sánchez.

Más cerca de la calle Ferraz, Antonio, que acudió acompañado de su mujer Cristina y su hermana, Mariluz, teme que “Esta amnistía, decidida únicamente para mantener el poder, sólo provoca enfrentamientos en toda España.«. Los tres cincuenta años piden a la oposición, en tono tranquilo, que explore todas las vías legales para intentar impedir esta medida que detestan. A unos diez metros de distancia oímos a un grupo de católicos rezar juntos. “Señor, ten piedad, oh Cristo, ten piedad«. Antonio dice “No ver la conexión con la situación política.» pero expresa su respeto por las modalidades plurales de este movimiento. “No es como el domingo pasado, cuando el PP convocó manifestaciones, aquí es más espontáneo.»

Si y no. Una organización juvenil vinculada a Vox, Revuelta, pide todas las tardes que gane Ferraz. Y los líderes del partido vienen con mucha regularidad. Esta tarde, fue Javier Ortega Smith, directivo de la formación, quien saludó al público y se dejó tomar un selfie con todas las numerosas personas que le preguntaron. “¡No nos defraudes!», dice una mujer. “¡Por suerte estás aquí con nosotros!», tranquiliza otro. El político se detiene ante la cámara de un canal de televisión por internet con una línea editorial cercana al partido. “Los manifestantes tienen razón al movilizarse contra este psicópata.«, él dijo. “Sí, este pacto es una humillación. ¡Pero la humillación de Sánchez será mayor cuando lo expulsen del Gobierno! Se agradece el breve discurso.

A las 22:00 horas, la policía cambia las gorras por cascos

Porque Sánchez es el blanco de las consignas más repetidas. El jefe del ejecutivo es tratado como “hijo de puta» en varios tonos y con diferentes ritmos. En el mismo registro, el “¡No es un asiento, es un desastre!», es un éxito, una alusión a un escándalo de corrupción que involucra a socialistas en partidos con prostitutas. De la misma manera «¡Quien no salta es un rojo sucio!», lo que hace que la multitud visiblemente divertida se mueva. La rima “Puigdemont¡en prision!», que lleva el nombre del expresidente del gobierno catalán, que debería escapar de las rejas gracias a la amnistía, es otro golpe. De vez en cuando escuchamos un insulto homofóbico contra un ministro”,pero es como en el fútbol, ​​si llamamos enano a un árbitro no es para insultar a los enanos, es parte del ambiente.», quiere tranquilizar a Alberto, de 26 años, que vino con su padre.

La policía también lo da por sentado. Los agentes cambian sus gorras por cascos alrededor de las 22:00 horas. “Este es el momento en que las cabezas rapadas empiezan a hacer un desastre y la policía carga», había advertido Paco, el sexagenario de la bandera carlista, que encuentra sospechosa esta regularidad. Una minoría violenta cierra la concentración encendiendo bombas de humo. Los servicios de emergencia se llevan a un fotógrafo golpeado por una lata de pintura. Los más radicales entonan el Cara al Sol, himno de Falange Española y uno de los símbolos del franquismo. El público preppy, mayoritario a las 20 horas, ya ha abandonado el recinto.

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