¿hacia un retorno del derecho al poder?

España: ¿hacia un retorno del derecho al poder?

¿Quién será el jefe de España mañana? ¿El conservador Alberto Núñez Feijoo se alió con la extrema derecha, como auguran las encuestas? ¿O el socialista saliente, Pedro Sánchez, apoyado por la izquierda radical y por los partidos independentistas, que todavía cree que puede dar la sorpresa? Junto a un jefe de Gobierno, los cerca de 37 millones de españoles convocados para renovar el Congreso de los Diputados y el Senado en las elecciones generales de este domingo elegirán un bloque que los dirija. Porque al final de un big bang de su sistema de partidos, España ha pasado en diez años del bipartidismo al bibloquismo.

A las dos formaciones nacionales, el Partido Socialista (PSOE) y el Partido Popular (PP, derecha), que reinaron casi indiscutibles, se sumaron Podemos (izquierda radical), Ciudadanos (liberales) y Vox (extrema derecha). La desaparición de Ciudadanos y la absorción de Podemos por la nueva plataforma Sumar completaron la reestructuración de la política española en dos campos incapaces de ponerse de acuerdo. No se jugó todo en vísperas de las elecciones. Pero lo cierto es que el próximo jefe de Gobierno no podrá gobernar sin negociar con los demás partidos de su órbita ideológica.

«Esta es la gran diferencia con otros países europeos, considera Fernando Vallespin, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid. Los acuerdos entre bloques son imposibles y las transferencias de votos de uno a otro son débiles.»

campaña improvisada

Las grandes decisiones de España para los próximos cuatro años las tomará, por tanto, un bloque PP-Vox (un partido cuya mayoría de ejecutivos y votantes provienen de la franja más derechista del PP), o una alianza PSOE-Sumar (el nueva coalición que incluye Podemos y todas las demás formaciones a la izquierda del PSOE) complementada en el Parlamento por formaciones separatistas vasca y catalana. Las encuestas, incluido el periódico El Pais hizo un promedio ponderado, planteó la alianza de la derecha como el escenario central. Los cálculos del diario atribuyen a la derecha tradicional 142 escaños y 35 a la derecha radical, es decir, entre ellos, un diputado más que la mayoría absoluta. El diario otorga a la mayoría PP-Vox una probabilidad del 55%. Y 15% de posibilidades para la segunda opción.

Salvo que ni la derecha y la extrema derecha ni la izquierda y la izquierda radical consigan reunir a 176 de los 350 diputados del Congreso de los Diputados, la mayoría absoluta, que las fuerzas autonómicas se nieguen a apoyar a alguno de los bloques complementando sus fuerzas o que los partidos grandes se oponen a satisfacer las condiciones de los pequeños para conseguir su apoyo… En cuyo caso, los españoles deberían volver a las urnas.

Los únicos resultados prácticamente descartados – El Pais asigna a cada hipótesis una probabilidad del 1%- son las que PP y PSOE plantean como objetivos: una mayoría absoluta del PP en solitario o una victoria de la alianza PSOE-Sumar sin apoyo exterior. «¡Que el PP se olvide de la mayoría absoluta!“, dijo en esRadio el director del instituto de encuestas Gad 3, Narciso Michavila, muy escuchado por la derecha.

Acusaciones cruzadas

La campaña fue improvisada. Porque Sánchez convocó las elecciones por sorpresa, al día siguiente de su contundente derrota en los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo. Los debates eran tensos, costumbre en España, marcados por las acusaciones cruzadas, y muchas veces fundadas, de mentiras sobre la política pasada de cada uno, sobre las cifras citadas, sobre el programa del rival…

El éxito de la derecha, más que por propuestas llamativas, se explica en parte por los errores y querellas internas de la izquierda y su dependencia de las demandas separatistas, efectivamente subrayadas por la oposición. La dinámica del PP y Vox responde también a un efecto matemático: la desaparición de Ciudadanos ha reducido la competencia en este campo. Y el sistema electoral, proporcional corregido, penaliza la dispersión y premia a los candidatos que llegan primero. Incluido, en muchas circunscripciones, el PP, que aspira a absorber a la mayoría de los antiguos votantes de Ciudadanos.

La izquierda es ayudada por el calendario. Los nuevos diputados locales electos de PP y Vox deberán ponerse de acuerdo para gobernar juntos en el mismo momento en que se desarrolle la campaña nacional. El espectáculo de las contradicciones del PP y los desmanes de Vox facilita la estrategia de la izquierda que levanta el espectro de los ministros de extrema derecha. Las encuestas han registrado el inicio de la «ascensión» de Sánchez… Un temblor interrumpido por su mala actuación durante el debate televisado que le opuso a Feijoo.

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