Con la llegada de Chery a España, China acelera su ofensiva automovilística en Europa

El fabricante de automóviles chino Chery formalizó el viernes su llegada a España, donde producirá coches, principalmente eléctricos, a finales de 2024. Una nueva ilustración de las ambiciones de Pekín en el mercado europeo, en medio de un enfrentamiento con Bruselas. Chery, conocida por sus coches económicos, es la segunda marca china que anuncia su implantación en Europa, después del gigante BYD, que formalizó en febrero la construcción de su primera fábrica europea en Hungría. Sin embargo, este último sólo estará operativo dentro de tres años.

La creación de Chery, cuyo principio se anunció el martes, se llevará a cabo en el marco de una empresa conjunta con el español Ebro-EV Motors, grupo especializado en la fabricación de pick-ups eléctricas y fundado sobre las cenizas de una antigua marca de camiones y utilitarios que desapareció en 1987. Esta empresa conjunta, participada mayoritariamente por Ebro-EV Motors, se ubicará en la antigua planta de Nissan en Barcelona, ​​que cerró en 2021. Permitirá la creación de “1250 estaciones de trabajo«, cuyo «150 en los próximos meses», precisaron los dos socios en un comunicado de prensa el viernes. La planta de Nissan en Barcelona, ​​donde trabajaban 3.000 personas, fue vendida parcialmente en 2021 al fabricante de motocicletas Silence y Ebro-EV Motors. Pero Madrid, en colaboración con el grupo español, buscaba un socio industrial para relanzarlo por completo.

«Un símbolo»

Según el acuerdo formalizado el viernes en presencia del primer ministro español, Pedro Sánchez, y del vicepresidente de Chery, Guibing Zhang, el grupo chino ensamblará vehículos térmicos y eléctricos para su modelo Omoda 5 en los próximos meses utilizando la infraestructura existente complementada a partir del cuarto. trimestre de 2024 por los SUV eléctricos comercializados bajo la marca Ebro. En su nota de prensa, Chery y Ebro afirman que apuestan por una producción total de “50.000 vehículos» en 2027 y “150.000 vehículos para 2029«. Este proyecto «resultará en la creación de riqueza» Y «trabajos», saludó, en un discurso, a Pedro Sánchez, viendo en el anuncio de Chery y Ebro «un símbolo del proceso de reindustrialización» en el trabajo «en toda españa«.

Fundada en 1997, Chery es una empresa de propiedad estatal. La marca, que afirma haber vendido 1,88 millones de vehículos en 2023, fue muy popular hace unos quince años en China, en particular con un pequeño coche urbano de gasolina destinado al mercado local. Si aún no es uno de los fabricantes chinos más respetados en el sector eléctrico, Chery ha iniciado su giro hacia este nicho y el de gama más alta. Se presenta como el principal exportador chino de vehículos en el mundo (937.000 en 2023).

Altas tensiones

La decisión de Chery confirma el papel protagonista que juega España en el sector de la automoción. El año pasado se ensamblaron 1,87 millones de automóviles en el país, el segundo mayor productor europeo detrás de Alemania (3,96 millones), según la Asociación de Fabricantes Europeos de Automóviles. Se produce en un contexto de fuertes tensiones comerciales entre Pekín y Bruselas, que abrió en septiembre una investigación sobre las subvenciones públicas concedidas por las autoridades chinas al sector de los vehículos eléctricos, acusadas de falsear la competencia.

Estas subvenciones permiten mostrar precios «artificialmente bajos», justificó la Comisión Europea, que podría imponer derechos de aduana punitivos a los vehículos chinos, a riesgo de desencadenar una guerra comercial con Pekín. Según los expertos, la instalación de fábricas en suelo europeo permitiría a los grupos chinos eludir posibles impuestos aduaneros que Bruselas podría imponer a las importaciones de automóviles y lograr una mejor integración en el mercado continental.

El mercado eléctrico chino, particularmente dinámico, ha visto surgir en los últimos años decenas de marcas locales como BYD, Zeeker, Nio, XPeng y Great Wall, que ahora compiten con la estadounidense Tesla y otros fabricantes extranjeros. Varios de ellos intentan ahora reforzar su presencia en Europa, donde algunos ya cuentan con puntos de venta y centros de investigación y desarrollo. Se quejan de la presencia de obstáculos, impuestos según ellos a petición de fabricantes europeos históricos.

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