A la sombra de Barcelona, esta ciudad poco conocida es cuna de la identidad catalana
Nacida en la época del Alto Imperio Romano, Vic alcanzó su apogeo con los carolingios. Hoy en día, la ciudad vive al son de los bailes tradicionales, alternando días de mercado y fiestas medievales. Un viaje a la tradición y lengua catalana lejos del bullicio turístico de la cercana Barcelona.
El alma catalana
En Vic destaca la plaza Major, también llamada El Mercadal, como corazón político y económico de la ciudad. Sólo hay que mirar hacia las cuatro esquinas de la plaza para observar los carteles de figuras políticas independentistas pegados en las fachadas. ¿Una pregunta en castellano? Estalla la respuesta, en catalán… No por exigencia, sino por costumbre. Sólo después de degustar un pan de pessic en la panadería del forn de Sant Miquel comienza la visita. Rodeado de antiguas murallas, el casco antiguo disfruta de días tranquilos salpicados cada fin de semana por los sonidos de la sardana, un baile tradicional catalán.
Nuestro consejo: Para empaparse del ambiente, nada como un almuerzo en el antiguo Palacio de Fontcoberta con sus frescos del siglo XVIII inspirados en las metamorfosis de Ovidio.
Cesta gourmet
Los días de mercado, martes y sábados, la emoción es máxima. Una tradición heredada del XImi siglo. La longaniza de Vic ya aparecía en los registros de 1456 y las butifarras, salchichas con huevo, hígado, setas… ¡son el placer culpable de los catalanes! A medida que se camina por las arcadas hacia el antiguo mercado de trigo transformado en ayuntamiento, las calles medievales se vuelven cada vez más estrechas. Las ventanas con parteluces lindan con arcadas art déco y las casas señoriales muestran su estilo barroco.
¿Dónde preparar especialidades locales? Con su antiguo saber hacer, la delicatessen Ca La Teresona ofrece talleres culinarios.
Un escaparate para el arte
Como guía del museo episcopal, un campanario de 46 metros construido en el siglo XImi siglo. Este pastiche de un campanario toscano es el más alto de Cataluña. Enfrente, el Museo Episcopal alberga una colección de altares románicos policromados con la ventaja adicional de una sala inmersiva y más de 29.000 piezas de arte medieval. Un recorrido histórico sorprendente y nada polvoriento, como la iglesia de Sant Pere que hay justo al lado, que conserva su cripta, su claustro y el famoso campanario de la Edad Media. En el interior, resultan desconcertantes los frescos de Josep Maria Sert, artista catalán muy inspirado en Caravaggio. Casi nos olvidamos de la pieza central de la catedral que se exhibe en la girola, un retablo de alabastro tallado del siglo XV.
Nuestro consejo: Recorre la antigua nave barroca de la iglesia de la Pietà, apodada Punt zero. Ante nuestros ojos asombrados, la ciudad se construye bajo el liderazgo de los romanos y se transforma a través de grandiosos sonidos y luces.
Informaciones prácticas
- La oficina de turismo ofrece visitas guiadas por la ciudad todos los días. El historiador del arte Michel Demier es un guía extraordinario. 58€/hora para hasta 25 personas.
- Barcelona está situada a setenta kilómetros de Vic. Varios autobuses al día llegan a las dos ciudades. Permita 1 hora de viaje. Por el momento no hay trenes.
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