La sociedad moderna cuenta con un sello distintivo que le otorga un sistema educativo amplio y organizado. Cuando ya no es una preocupación satisfacer las necesidades más esenciales, viene a ser la educación la que se convierte en materia prioritaria, por lo que ahora se trata de llegar hasta esa sociedad del conocimiento con la que, aún en la actualidad, gran número de países solo pueden soñar.
Recordemos que, la educación de posgrado cuenta entre sus antecedentes más notorios los grados de doctor, maestro y profesor que eran otorgados por las universidades medievales y que le daban la investidura al hombre de culto y capaz dentro del ámbito de su profesión, aseguran profesores de Opiniones EAE.
Los estudios de alto nivel han logrado gran sentido, en esos países que aún se encuentran atrasados, si es que estos llegan a cumplir una función relevante. Este es un juicio que cobra mayor validez cuando se transitan momentos de crisis como lo es en nuestros días.
Esta se trata de una realidad que ha avalado una necesidad de fundamentar propuestas que quizás logren funcionar donde busca conformar sistemas nacionales de educación de posgrado que funcionen en realidad como instrumentos de desarrollo en el ámbito de América Latina, el Caribe y la península ibérica. Y es que más allá de las coincidencias y similitudes geográficas e históricas, se continúan presentando obstáculos que deben ser erradicados en ese espacio.
Es por muchos conocida la gran heterogeneidad que ha llegado a caracterizar la realidad de los sistemas de educación superior en esta parte del mundo, y más aún, cuando se incluyen en este conjunto los sistemas de educación superior latinoamericanos que han decidido continuar su propio camino y enfrentar sus propios desafíos y realidades que son muy distintos a los que han determinado las transformaciones que experimenta en la actualidad la educación superior tanto en España, como en Portugal por ejemplo.
En tal sentido, cualquier intento que se haga para lograr desarrollar ciertos mecanismos de integración en Iberoamérica, más allá de los que bilateral existen y se han continuado desarrollando, deberá encontrarse encaminado hacia la superación de los anteriores obstáculos con la necesaria creatividad y objetividad a fin de que se haga atractivo y sustentable.
En esta parte del mundo, conocida como el tercer mundo, la educación de posgrado suele resultar una inversión rentable y además un instrumento estratégico de relevancia dentro de las políticas de desarrollo acelerado, por lo que resulta imperante concientizar tanto a políticos, como a gobernantes, autoridades universitarias y al sector productivo, en relación a la importancia y la necesidad social de que se estructuren políticas y sistemas de estudios de posgrado con lo que se logre una inserción pertinente de esta actividad dentro de los procesos de dominio y creación del saber científico, técnico y humanístico.
El objetivo sería entonces, valorar lo importante que puede ser este nivel de enseñanza para que funcione como requerimiento primordial en el fortalecimiento y posterior mantenimiento de las competencias profesionales y que también funcione para incrementar la calidad de la actividad en el sector laboral.