España.  Ocho partidos, un país dividido y un 'enemigo' en casa

España. Ocho partidos, un país dividido y un ‘enemigo’ en casa

Ánchez asumió el viernes el cargo de primer ministro para un nuevo mandato, casi cuatro meses después de las elecciones del 23 de julio, en una reelección «conseguida con esfuerzo», como él mismo reconoció.

El Partido Socialista Español (PSOE) volverá a gobernar en coalición con Somar, una plataforma de izquierda liderada por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pero Sánchez negoció seis acuerdos más con otros tantos partidos para que el ejecutivo viabilizara en el parlamento. el jueves pasado viernes.

El resultado es un ‘artilugio’ de ocho partidos, algunos de izquierda y otros de derecha, seis de ellos nacionalistas o incluso independentistas de Canarias, Cataluña, Galicia y el País Vasco.

Entre las que les concedió está una amnistía para los separatistas catalanes que ha sacado a las calles a miles de personas en protestas, es condenada por la derecha y ya ha sido criticada por empresarios y asociaciones de jueces y buscados.

Sánchez fue reelegido con una mayoría absoluta de 179 votos a favor, pero también obtuvo 171 votos en contra, en un cálculo que alineó a dos bloques opuestos en el parlamento y no permitió que ningún grupo optara siquiera por abstenerse.

Se abría así una legislatura en la que «se necesitarán todos los votos todo el tiempo», como afirmó el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Andoni Ortúzar, en una rueda de prensa en Madrid el 10 de octubre.

En las próximas semanas pasarán por el Parlamento dos leyes fundamentales para la legislatura y la gobernanza inmediata de España: los Presupuestos Generales del Estado y la amnistía para los independentistas catalanes. Y como ocurrió con la reelección de Sánchez, habrá que volver a alinear todos los votos.

En la legislatura anterior, Sánchez ya encabezó un gobierno de coalición minoritario entre el PSOE y la plataforma Unidas Podemos (que ahora sucede a Somar), que también fue posible en el Parlamento gracias a nacionalistas e independentistas.

Sin embargo, en la legislatura anterior, al ser el bloque de derechas mucho más reducido, el PSOE pudo arriesgarse en muchas situaciones a la abstención o incluso al voto en contra de varios socios que habían hecho viable el gobierno, además de haber contado con Cidadãos. aprobar algunas iniciativas. Cidadãos, un partido conservador y liberal, ha desaparecido del parlamento.

Otro elemento nuevo en el ‘artilugio’ de este año es Juntos por Cataluña (JxCat), del expresidente regional Carles Puigdemont, protagonista de la declaración unilateral de independencia de Cataluña en 2017 y que vive fuera de España desde ese año para escapar de la justicia.

JxCat es el más radical y problemático de los socios de Sánchez y así lo puso claramente de relieve la semana pasada, en el Parlament, cuando la diputada Miriam Nogueras, que advirtió al socialista «que no se juegue la suerte» y que tendrá que ganar la legislatura «acuerdo a acuerdo». .”

En este escenario, en el que «se necesitarán todos los votos todo el tiempo», el nuevo Gobierno todavía tiene un ‘enemigo’ en casa, el partido Podemos, que cuenta con cinco diputados.

Podemos, fundado por Pablo Iglesias, es uno de los partidos que en 2015 acabó con el bipartidismo del PSOE y el Partido Popular (PP, derecha), cuando eligió 42 diputados y llegó a rivalizar con los socialistas en el tamaño de la banca parlamentaria.

Tras su paso por el Gobierno en la pasada legislatura, Podemos acabó siendo absorbido por Somar, propiedad de Yolanda Díaz, que procede de Esquerda Unida (antiguo partido comunista).

El enfrentamiento de Podemos con Yolanda Díaz es asumido pública y tajantemente por el partido, cuyos dirigentes se quejan de haber quedado relegados a un segundo plano en las listas electorales y de estar a punto de ser excluidos del Gobierno.

«Hay una realidad muy evidente, que es la plena autonomía de Podemos a nivel parlamentario», afirmó en una entrevista Pablo Iglesias, que actualmente no ocupa cargos en Podemos, pero es considerado el mentor del partido.

La alineación del Parlamento en dos bloques convirtió a Sánchez, en esta legislatura, en «un presidente (del Gobierno) frente a la mitad de la población», como escribía el diario El Mundo en el título de un editorial la semana pasada, en el que consideraba que era el propio líder del PSOE que así planteó la pregunta en la apertura del debate de investidura.

Ese día, Sánchez justificó los acuerdos con los independentistas y un ‘artilugio’ tan heterogéneo, que incluye partidos que incluso se enfrentan en sus respectivas regiones, con la necesidad de recuperar la convivencia entre los españoles, especialmente en Cataluña, y porque es el única manera de erigir «un muro» que impidiera que «la derecha reaccionaria» llegara al poder.

El debate de investidura fue tenso y tenso, hubo amenazas de independentistas contra el PSOE, la derecha prometió no quedarse callada y protestar, incluso en las calles, hasta que hubiera nuevas elecciones y las «extraordinarias diferencias» (en palabras de Sánchez) dentro del ‘artilugio’ y las disputas entre los dos partidos de Cataluña y los dos partidos del País Vasco. Las dos regiones tendrán elecciones autónomas en 2024.

«Investidura, no legislatura», escribió el periódico ABC en el editorial del viernes. El de El País vaticinó una legislatura que «no será fácil» y el del catalán El Periódico da Catalunya le puso «el sello de la tensión».

Los editoriales siguen la línea de los comentarios de analistas y columnas de opinión, que hablan de una legislatura dura, hostil y difícil.

Las opiniones, sin embargo, están divididas o guardan silencio sobre la posible longevidad de la legislatura, con varias voces recordando la «habilidad» y el «cinismo» de Sánchez para la negociación, equilibrios complicados y movimientos inesperados. Y también cómo, contrariamente a lo que se decía, el gobierno anterior duró mucho más de lo esperado y estuvo, al fin y al cabo, a pocos meses de cumplir los cuatro años de legislatura.

El parlamento anterior «fue el más dividido de la historia», recordó hace unos días un dirigente socialista en un encuentro con periodistas extranjeros en Madrid.

«Éste puede ser más difícil de gestionar, pero el anterior estaba más fragmentado», ha subrayado, antes de recordar que se aprobaron todos los presupuestos del Estado y que en España ha habido «paz social» en los últimos cuatro años, con un Gobierno que incluso ha hecho una reforma laboral que fue firmada por empresarios y sindicatos.

Cuando Pedro Sánchez llegó por primera vez al Gobierno, en 2018, también había alta tensión social en Cataluña, «continuamente disturbios y violencia» en las calles y ni siquiera el Rey podía desplazarse a la región, añade la misma fuente.

Hoy, la situación en Cataluña ha cambiado y España tiene más cohesión territorial y social, afirmó el líder socialista, que dejó un mensaje de cara a la nueva legislatura: «La seña de identidad de los gobiernos de Pedro Sánchez es el diálogo».

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