'Ofrece' alquilar la casa donde vivía con sus padres y acaba detenido

Compraron documentos a víctimas que se parecían… para estafarlas

n Madrid, la Policía Nacional española detuvo a dos mujeres y un hombre, sospechosos de pertenecer a una supuesta red de fraude y suplantación de identidad.

Según el diario ABC, los detenidos, de origen chino, compraron documentos de identidad robados a otro grupo de delincuentes, que apuntaban específicamente a víctimas asiáticas. Aprovechando similitudes físicas con las víctimas, los detenidos, armados con los documentos sustraídos, se dirigieron a las entidades bancarias donde los perjudicados tenían cuentas y accedieron a ellas.

Luego les decían a los empleados que habían sido objeto de robo y procedían a solicitar nuevas tarjetas de crédito, lo que también implicaba cambiar las claves de acceso personales. En algunas ocasiones, incluso cambiaron la foto asociada a la cuenta con una de ellos mismos, para hacer más realista el esquema.

Los detenidos tuvieron acceso a álbumes reales de documentos de identidad robados, cuyo precio variaba en función de la «facilidad» con la que se podía confundir el rostro de la víctima con el del defraudador. La fecha de caducidad del documento también hacía variar su valor, y cuanto más lejos estuviera, más caro sería. Un documento podría valer hasta 6.000 euros, afirma ABC.

Varias denuncias llegaron a las autoridades en el segundo semestre de este año, culminando con la detención de dos mujeres, de 20 y 27 años respectivamente, y un hombre, de 34 años. Un cuarto hombre, de 47 años, está siendo investigado pero no ha sido detenido.

El 18 de septiembre, las autoridades españolas llevaron a cabo registros en una vivienda de Usera, en la capital española, que culminaron con la incautación de varios documentos de identidad robados y cuatro armas de fuego, pistolas taser, municiones, un arco, una ballesta, un chaleco antibalas y un dispositivo de geolocalización, entre otros materiales.

También se incautaron 11 pastillas de hachís, 15 kilos de cogollos de cannabis envasados ​​al vacío y 350 gramos de ketamina, además de una impresora que se utilizaría para imprimir billetes falsos.

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